divendres, 27 d’abril del 2012

YEZID ARTETA vino a contarnos su historia



Entramos por la puerta de la biblioteca del instituto Serrallarga y vimos a un hombre de nacionalidad colombiana, que respondía al nombre de Yezid. Comenzó explicándonos que había sido miembro de las FARC, grupo guerrillero que opera en Colombia y en sus alrededores con el objetivo de acabar con la intervención militar y con las desigualdades sociales, políticas y económicas. Para conseguirlo utilizan el robo, la extorsión, el secuestro y el tráfico de armas y de drogas.

El destino te lleva por muchos laberintos. Yo me interesé por escribir en una cárcel en 1996”. ¿En una cárcel? –pensamos-, entonces, accedió a contar la historia que todos estábamos deseando escuchar.

En una de sus marchas por la selva, las fuerzas militares colombianas lo hirieron, lo arrestaron y le impusieron una condena de 10 años de cárcel. “Me amarraron y me trasladaron a una cárcel modelo de Bogotá, una de las más peligrosas del mundo, donde sicarios, asesinos, políticos corruptos y estafadores conviven juntos”. Además, pasaba 23 horas en un calabozo y solo le permitían salir durante una hora.  En esas condiciones, empezó a valorar la vida.

“En el momento en que ves morir a uno de tus amigos, te desvaneces; pero cuando ves muchas más muertes similares, no te queda más remedio que ser fuerte”. Entonces, decidió que todas estas experiencias merecían ser conocidas. Con dicho objetivo, enviaba sus textos a algunos amigos para que los publicaran, pero antes hacía un duplicado, pues no sabía si llegarían a su destino. Escribía en pésimas condiciones, "con un lápiz de un centímetro", puntualizó.

En uno de sus libros plasmó la corrupción de los trabajadores de la cárcel, que mataron a pedradas a un preso. Gracias a ello, consiguió que se supiera la verdad y que la justicia actuara.

Yezid sabía que merecía la cárcel y que tenía que pagar ese precio por sus acciones, pero no se derrumbó y, mediante la lectura y la escritura, consiguió mantenerse cuerdo en un lugar tan frío y hostil como la prisión. Hoy lucha por la paz en su país.

Cristina Gallego, Jaissa Obré i Maria Schön, 2º bachillerato




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